domingo, 17 de marzo de 2013

Érase una conciencia

Sé que os debo un par de post, dadme tiempo y me pongo al día. Hoy os dejo un ensayo que tenía a medio acabar... Allá va.



¿Qué es la conciencia? La conciencia es como un alvéolo pulmonar: no se ve, pero se necesita para vivir. Bien es cierto que no tener una vocecita que te esté corrigiendo continuamente puede parecer hasta cómodo; pero si esto se generalizase todavía estaríamos luchando con palos y piedras para conseguir algo de fuego.
La conciencia nos ayuda a evolucionar, eso está claro. Pero también es un arma de doble filo, lo que la hace  peligrosa. La conciencia es la que nos define, y a la vez en ciertos casos la más voluble. Está mal no tener conciencia, aunque eso implique tener futuro en la carrera de político, ser villano de Marvel o sobrevivir a un Apocalipsis zombie.

Siempre queda bien un párrafo filosófico de introducción. Ahora hablemos claro. La conciencia se tiene o no se tiene. Si no se tiene, malo, ve a que te lo miren. Y si se tiene, en algunos casos peor, porque nunca se puede agradar a la conciencia. Siempre está sacando las cosas de contexto. Y yo no la respondo, porque luego dicen no sé qué de que hablo solo, no sé cuántos de esquizofrenia... La conciencia saca lo peor y lo mejor de uno mismo.

Yo, supongo que como todo el mundo, he tenido períodos en los que la mala conciencia no me dejaba dormir. Por suerte o por desgracia siempre acabo haciéndola caso, así que nos llevamos más o menos bien. Bien es cierto que aunque como sensación no aporta mucho anímicamente tener la conciencia tranquila, sí que es cierto que te deja un espacio vacío para poder llenarlo con otras cosas. Y eso no se puede desperdiciar.

Y ahora concluyo con otro párrafo de esos filosóficos que solo sirven para confundir...

La conciencia, en definitiva, es como un saco de ladrillos: puedes apilarlos formando un muro que te impida avanzar, tirártelos por encima por masoquismo o construir una escalera que te lleve aún más alto. (Augh!, qué profundo!).

A ver si con un poco de suerte vuestra conciencia os impide no dejar un comentario, o difundir mi blog ;)

Un virtual pero intenso saludo a conciencia
Jose

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